lunes, 3 de marzo de 2008

Todas las orillas son un puerto


No importa a dónde te dirijas
No importa hacia qué lugar te lleve el viento
Déjate llevar de aquella voz
Que te ordena, te deja, te grita y te susurra

Escucha…

No importa a qué lugar te guíe la vida
No importa si los rostros que en el camino encuentres
Te sean desconocidos

Escucha…

Recuerda que todas las orillas son un puerto
Donde te espera
Un amigo que alguna vez olvidaste y que
Aún te guarda en su recuerdo.

Magangue, 13 de septiembre de 2001.


Para reconocerte...


Donde quiera que te encuentres
Enséñame una canción, un poema
O tan sólo una sonrisa
Para reconocerte el día en que llegues a mí.

Enséñame la música difusa de tus pasos
Que captan la lejana sonoridad del río
Y el crepitante galopar de caballos blancos sobre la mar.

Dime si tu piel huele a noche o a silencio
Enséñame algo de ti
Para reconocerte cuando llegues a mi alma.

Dame un a señal, una palabra
O el titulo de un libro

En las alas del viento envíame la flor de un beso
Para escanciar demente su místico sabor
Y descubrir si tiene olor a tierra extraña
O a la luna de noviembre

Quizás de esa manera pueda reconocerte

Mientras llega ese día
Te buscaré en la imagen del último crepúsculo
Hasta encontrar las luces de un nuevo amanecer

Magangue, 27 de mayo de 2002.


Sin hojas



Hoy me veo como un árbol escuálido
Sin hojas, sin frutos, sin nidos, sin recuerdos
Soy sólo un tronco desmedrado
Que proyecta sus ramas vacías al cielo.

Todo lo que era mío lo he perdido
Todo lo que poseía se fue lejos
Cada una de las hojas se fue despidiendo de mí
Y, condenado a verlas partir en mi silencio
No sé que fue más triste
Si la separación de estas hojas que amaba
O el ver su desvanecimiento en el lejano horizonte.

Todo lo fui perdiendo lentamente
Y al final de la jornada
Descubrí la intensa soledad
Mientras en mi cuerpo quedaban las marcas
Que tatuaban el alma.
Aún subsisten ramas tristes y exhaustas
Que se olvidaron de vivir.

Con el transcurso del tiempo lo he perdido todo
Y mientras éste con el viento pasa
Seguiré silencioso, alimentándome
De tenues puestas de sol y amaneceres
Hasta el día
En que una suave brisa
Doblegue el último suspiro de mi vida.

Magangue, 28 de septiembre de 2001.