domingo, 22 de junio de 2008

Agua de arroz o agua del consuelo



Ingredientes:
1 taza de arroz
3 tazas de agua
3 cucharadas de azúcar
1 astilla de canela

Preparación:
Atardece.
Olga está sentada ante la tumba de su hija.
Destapa un tetero y echa agua de arroz en la tumba.
Olga mira la tierra humedecida.
Mariana… otra vez, en la madrugada, he soñado contigo. Sueño que me ves llegar a la casa desde el umbral y empiezas a gatear hacia mis brazos. Veo que te acercas con una sonrisa de dos dientes, esa sonrisa que parece un sol.
Olga con las yemas de sus dedos acaricia la tierra.
Sueño también con tu llanto. Ese llanto tuyo que con escucharlo me deja una zozobra dentro de mí. Sueño que lloras desde lejos. Tu llanto me llama.
Olga aprieta en su puño la tierra.
…Te busco con desespero en la casa y no te hallo. Ese llanto tuyo suena con más fuerza como si me pidieras que te encontrara para estrecharte en mis brazos.
Mariana…Mariana…En las madrugadas despierto sin encontrarte, luego vuelvo a cerrar los ojos para soñar contigo, pero ya no recupero el sueño. Tu llanto se me queda como un eco en mi sangre.
Olga vuelve a echar agua de arroz en la tierra.
Ese llanto tuyo se parece tanto a esos llantos cuando tenías hambre. Sólo te calmabas cuando tomabas tu tetero con agua de arroz.
Silencio.
Después que sueño contigo pongo a hervir antes que los gallos canten tres tazas de agua. Le echo una astilla de canela para que tome sabor, luego la taza de arroz y dejo que hierva. Ese olor del agua cocinándose inunda la casa y me inunda de recuerdos el corazón. Vuelvo a verte con los ojitos cerrados como cuando te quedabas dormida en mis brazos. Vuelvo a tenerte mi niña, como si nunca te me hubieras ido. Escucho, otra vez tu llanto. Lloras de hambre. Te calmas cuando hueles el olor del agua de arroz cocinándose. Ahora, yo me calmo cuando huelo ese arroz, y me digo tu nombre una y otra vez. Tu papá cuando me ve licuando el arroz para luego endulzarlo con tres cucharadas de azúcar para echarlo en tu tetero, me dice que si sigo así me volveré loca, dice que no debería pensarte tanto, ni venir a visitarte todos los días, pero tu papá no comprende que en este lugar puedes sentirte sola y hasta llorar cuando no tomas tu tetero. Tu papá no comprende que preparo el agua de arroz para que el frío del olvido jamás te toque.

Olga con las yemas de sus dedos acaricia la tierra.
Noche